Jardines eternos y kokedamas ¿Qué les diferencian?

jardines eternos y kokedamas diferencias

Últimamente se está llevando mucho la moda de la decoración minimalista, tanto en hogares como en lugares de trabajo. Y los jardines eternos y los kokedamas se han posicionado como un estilo de decoración natural y sútil, pero muy destacables. 

¿Pero cómo logran estas plantas ser tendencia en el mundo de la decoración? Lo vemos: 

Antes de nada, ¿qué son los kokedamas?

Piensa en los kokedamas como plantas con una bola de tierra cubierta de musgo en lugar de una maceta tradicional. Provienen de la cultura asiática, más concretamente de Japón. Y son básicamente un objeto decorativo que no pasa desapercibido, ya sea colgándolas del techo o poniéndolas en una base en tu mesa. Son perfectas si buscas algo simple pero con un toque especial.

Lo que hace único a un kokedama…

  • Estilo sencillo: Su look minimalista va bien con casi cualquier decoración.
  • Flexibilidad: Puedes colgarlos o colocarlos sobre una superficie. Cambia el lugar según te apetezca.
  • Cuidado: Los kokedamas necesitan su agua. Sumergelos en agua cuando la bola de musgo se vea seca.

Y, ¿qué hay de los jardines eternos?

Los jardines eternos, por otro lado, son pequeños ecosistemas dentro de recipientes de vidrio. No necesitas regarlos mucho porque crean su propio ciclo de agua. Si buscas algo que no requiera mucho mantenimiento, esto podría ser perfecto para ti.

Diferencias clave con los kokedamas

  • Mantenimiento: Los kokedamas necesitan más cuidados con eso del riego, mientras que los jardines eternos son más de «déjalo y olvídate».
  • Variedad: En un kokedama tienes una única planta, mientras que en un jardín eterno puedes tener varias a la vez.
  • Vibra decorativa: Mientras que el kokedama es más una pieza individual, el jardín eterno te da un mini paisaje para admirar.

¿Duran más los jardines eternos que las kokedamas?

En cuanto a la longevidad, es esencial entender que tanto los kokedamas como los jardines eternos pueden durar bastante, pero su perdurabilidad depende en gran medida del cuidado que se les dé y de las condiciones ambientales en las que se encuentren. 

Sin embargo, si nos enfocamos en el mantenimiento requerido y en la facilidad de cuidado, los jardines eternos podrían llevar la delantera.

Los kokedamas, aunque encantadores y únicos, requieren una atención más constante, especialmente en lo que respecta al riego y a mantener la humedad de su bola de musgo. Este mantenimiento regular es crucial para asegurar su salud y belleza a largo plazo.

Por otro lado, los jardines eternos son casi un símbolo de durabilidad. Su diseño cerrado crea un microclima que recicla la humedad interna, lo cual minimiza la necesidad de intervención humana. 

Esta característica «déjalo y olvídate» no solo simplifica el cuidado, sino que también puede prolongar la vida de las plantas contenidas dentro del ecosistema de vidrio, haciendo de los jardines eternos una opción atractiva para aquellos que prefieren menos mantenimiento.

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